“Se sentaron las bases del municipalismo actual”
Elegido Alcalde de Toledo en 1979, unos meses más tarde Juan Ignacio de Mesa pasa a ser uno de los tejedores de la FEMP: primero en la Gestora que puso todo en marcha y después en la primera Junta de Gobierno elegida en la Asamblea constituyente de junio del 81 como Vicepresidente Primero de la, entonces, Federación Española de Municipios. Una andadura, que en lo particular duró hasta 1983, “que fue apasionante porque, como todos los Alcaldes teníamos los mismos problemas, hicimos complicidad desde el primer día y eso fue muy positivo para que la FEMP pudiera salir adelante. Jugábamos a una sola baraja, jugábamos a una sola regla de juego. Había que luchar por la autonomía municipal y eso lo teníamos claro”. Ahora, 40 años después, recordamos con Juan Ignacio de Mesa el nacimiento de la FEMP, en dos entregas: la gestación y los preparativos, en esta conversación, y la creación y los comienzos de la Federación en una posterior entrega.
-Estamos de cumpleaños, 40 aniversario. Ponga un lema a este aniversario de la FEMP, 40 años.
-El recuerdo de un momento imborrable en la memoria, tanto de los que fuimos protagonistas de aquello como, yo creo, de España, porque fue la época en donde se sentaron las bases del municipalismo actual.
-Febrero de 1981: usted lleva casi dos como Alcalde de Toledo, ¿qué ciudad se encontró y que hacía en aquel mes de febrero?
-Toledo era una ciudad maravillosa, lo sigue siento, pero en aquel momento lo que había era la indolencia y la situación de catástrofe económica que tenían todos los Ayuntamientos en España… La deuda viva era superior al presupuesto ordinario del Ayuntamiento… Hubo que gestionar recursos para pagar la nómina de los funcionarios, hubo que gestionar recursos para pagar el recibo de la luz… Y luego, otras cosas que hoy nos suenen a chino, pero es que el 20% de la población no tenía agua corriente, o el 15% de las calles de Toledo no estaban urbanizadas…, no había bibliotecas municipales, no había asistencia social municipal…
-Con todo ese trajín que tenía usted en Toledo como Alcalde, de repente van y “le lían” para formar parte de la FEMP, ¿quién “le lía”? ¿cómo fue aquella “liada”?
-Bueno, yo creo que ahí hubo una complicidad de Alcaldes, porque los Alcaldes, independientemente de qué ideología o en qué grupo político estuviéramos militando, éramos conscientes de que teníamos que hacer una piña para lograr sacar adelante lo que los Ayuntamientos precisaban.
Yo, quizás por la circunstancia de proximidad a Madrid, de que era más dinámico en algunos temas, me propusieron desde dentro, desde la propia secretaria de acción municipal de UCD para que me metiera en todos los movimientos municipalistas que en ese momento se estaban llevando a cabo. También por la ventaja de tener un poco más de experiencia de gestión, por mi actividad profesional, conocimiento de idiomas, en fin, encontraron que era el perfil. Pues bueno, el perfil, te ha tocado, lo aceptas y entonces te metes en ese charco.
La verdad es que fue apasionante porque, como todos los Alcaldes teníamos los mismos problemas surgió la complicidad desde el primer día y eso fue muy positivo para que la FEMP pudiera salir adelante.
– “Para que la FEMP pudiera salir adelante” … ¿Cómo planean aquello?, ¿cuáles son los primeros pasos?
-Los primeros pasos se inician por los Alcaldes de las grandes ciudades. Pero es que a los Alcaldes de las grandes ciudades les tenían un poco miedo desde sus partidos, desde absolutamente todos. Dentro del PSOE, a Tierno Galván, y dentro de UCD, a otros; también se temía un cierto protagonismo del liderazgo en función de las personas y no del equipo. Lo que se quería era que en la FEMP hubiera una representación de las ciudades de todas las regiones de España, con una Junta Directiva en donde no pudiera sobreponerse la individualidad respecto al grupo. Y así, en UCD eligieron al Alcalde de Toledo; en el PSOE a Pedro Aparicio, una excelente y maravillosa persona; y en el PCE a Julio Anguita, el ínclito, el maravilloso.
Entonces, ¿qué pasó? Que automáticamente fuimos cómplices, nada más sentarnos… En las primeras reuniones que mantuvimos nos dimos cuenta de que respondíamos a problemas similares y que lo único que precisábamos en aquel momento era coherencia, programa y necesidades de establecer un escenario para, de cara a la Administración Central, plantear la Reforma de la Ley de Bases de Régimen Local y, sobre todo, el tema de financiación de las Corporaciones Locales. Vimos que éramos lo mismo y eso hizo que hubiera una lealtad y una amistad fantásticas entre nosotros.
-El consenso, entonces, era lo que marcaba todo el funcionamiento …
-Si, porque nos dábamos cuenta de que, si teníamos una sola voz de cara a plantear cuáles eran los problemas de nuestras ciudades, ganábamos mucho más que si andábamos con bobadas de “quítate tú que me pongo yo”, o “mira, yo soy el portavoz de esto y tú eres el portavoz de aquello”. No. Jugábamos a una sola baraja, jugábamos a una sola regla de juego y funcionábamos incluso repartiéndonos los papeles cuando teníamos que negociar para plantear las cuestiones de forma que la salida fuera la que nosotros proponíamos como salida pactada. En ese sentido, yo creo que hubo, vuelvo a decir, hubo una enorme lealtad y compañerismo entre los miembros de aquella primera junta directiva.
-Sigamos viajando al recuerdo. ¿Desde el Gobierno cómo se veía lo que estaban haciendo?, ¿con buenos ojos…, con miedo…?
-No se veía con miedo. Se veía con una cierta reticencia por una cuestión: la situación económica del país no era como para tirar cohetes en aquel momento, y nos encontrábamos con que había muchas heridas que suturar, muchos problemas de infraestructura y muchos problemas sociales que atender. Se estaba desarrollando un programa muy ambicioso en la construcción de centros de enseñanza para poder escolarizar a lo que luego fue la generación del baby boom, y había necesidad de poner muchísimo dinero. Ese dinero dependía de la Administración Central, en la construcción, y de la gestión de los Ayuntamientos en la búsqueda de suelo e infraestructura para poder crear los centros escolares. Había complicidad con el Gobierno, pero ¿quién daba prioridad a un tipo de gasto o a otro?
Había que hacer un esfuerzo de inversión en otros muchos ámbitos y si se daba prioridad al gasto público municipal había que quitarlo de los Presupuestos Generales del Estado, porque no había recursos. Había que establecer nuevos sistemas tributarios que permitieran independencia a las arcas municipales, había que hacer mucho, mucho, mucho, y eso era distraerse de otras cuestiones que también necesitaban la atención de la Administración Central. Por eso los Alcaldes éramos un poco “toca narices” en algunas cuestiones. Pero lo asumían bien, tuvimos suerte; en aquellos momentos cuando se llevó a cabo la transición la actitud de la mayoría de los Ministros del Gobierno, independientemente de que fuera en época de Suárez o ya de Calvo Sotelo, era receptiva.
-Sigamos jugando con la memoria, ahora nos vamos al día a día. Antes del congreso de Torremolinos, mucho tiempo antes, ya empezasteis a trabajar ¿cómo era la FEMP? ¿dónde estaba la FEMP? ¿quién estaba? ¿dónde os reuníais? ¿quiénes eran los trabajadores que os ayudan?
-Bueno, vivíamos de “realquilados” en un edificio de la calle Santa Engracia en donde nos reuníamos. Luego, de vez en cuando -ya constituida la FEMP-, los Alcaldes de la Junta Directiva planteábamos un poco convertirnos en anfitriones, de los demás componentes de la misma, un poco para hacer país, y así, nos juntábamos en Málaga, en Vigo, en Arucas, que fue una visita muy interesante, también, desde el punto de vista de conocer sobre el territorio, para darnos cuenta de que vivíamos los mismos problemas… Había que luchar por la autonomía municipal y eso lo teníamos claro.
-Claro, todo ese rodaje que dura más de un año y además de realquilados, de repente en el horizonte ya empezáis a planear la Asamblea Constituyente de la FEMP en Torremolinos…
-Bueno, ahí “el marrón” le cae a Pedro (Aparicio). Yo creo que con toda la infraestructura y de común acuerdo con las secretarías de acción municipal de los partidos en ámbito estatal.