«El municipalismo es quien abraza, escucha, atiende y sostiene»
Carlos Javier García fue proclamado alcalde de Grazalema en 2015, tras haber sido desde 2011 teniente de alcalde de esta localidad situada en el extremo nororiental de la provincia de Cádiz, en un municipio conformado por dos pueblos, Grazalema y Benamahoma, reconocidos por su enorme valor ambiental.
– ¿Por qué la política local? ¿Qué te lleva a la política local?
Aunque pueda parecer una frase hecha, está claro que a la política local se llega por devoción a ese lugar que te vio nacer y crecer. En mi caso, la devoción a Grazalema se manifestó desde la más temprana juventud: siempre milité en todos esos momentos de catarsis colectiva que, en celebraciones o eventos culturales, te fijan al terruño a poco que te duela algo cuanto te rodea. Siendo joven participe de colectivos y asociaciones locales, y colaboré socialmente de un modo muy activo en el pueblo. Pero la realidad es que, de un modo directo, con todo cuanto lo anterior ya pesaba, a la política llegué por casualidad, o por amistad: y es que la anterior alcaldesa, que antes de alcaldesa fue primero compañera de trabajo y después amiga, me pidió participar en su proyecto político. Con ella, y con su voluntad de sumarme y con mi voluntad de colaborar, aterricé en el Ayuntamiento. Con el paso de los años, he comprendido la real fuerza transformadora que tiene la política local, y la necesidad de defenderla como vital herramienta de desarrollo, especialmente, en los pequeños pueblos. Y todo con una idea clara: creer en la política por la creencia en las personas, puesto que la política, y más aún la local, es el lugar en el que gente muy diversa puede unirse para defender todo aquello que compartimos; para luchar por causas comunes; para hacer que las cosas se transformen y avancen para mejor.
– Alcalde…, ¿para qué Alcalde?
Me licencié en Periodismo, y provengo del mundo de la comunicación, donde me he desarrollado profesionalmente antes de llegar a la Alcaldía. Más allá de la relación diaria y cotidiana entre política y comunicación, ya ejerciendo de periodista entendía que los medios tenían un papel tan humano como necesario: contar historias para ayudar a personas o visibilizar situaciones injustas… Siempre he defendido que la política, como la comunicación, permite implicarse sin ver la vida pasar. Y eso he querido, implicarme.
¿Qué sabes de ella? ¿Qué relación tienes con la FEMP, la usas?
Mi primera relación clara con la FEMP, nada más llegar al Ayuntamiento, como concejal, es con la revista ‘Carta Local’. Y, como alcalde, la existencia de la Central de Contratación, a la que nos adherimos por la necesidad de obtener un contrato de suministro eléctrico en mejores condiciones a las que teníamos. La formación, la petición continuada de participación y opinión como entidad local y el contacto diario que la FEMP mantiene con las entidades locales la hacen presente en la vida municipal. Participamos además de sus debates proponiéndolos en nuestros órganos de Gobierno y decisión.
– ¿La pandemia ha cambiado el quehacer, el concepto de la política local? ¿En qué sentido?
Si la política local tiene sentido, se ha reafirmado en este tiempo de pandemia. Es una realidad que la primera puerta a que llama cualquier ciudadano es la de su Ayuntamiento, para cuestiones de todo tipo. Y durante este tiempo de tantos miedos y temores, no ha sido distinto (y además ha aumentado esa necesidad). Han sido meses de angustia, que nos obligaron a reinventarnos por cuanto explotaron los programas de Gobierno y también las previsiones de acciones a medio o largo plazo. Cambiaron además las prioridades y, así, durante meses, hacer una gran obra pudo esperar ante las necesidades que acuciaban entre los mayores que vivían solos o la obligación de limpiar calles o colegios. En lo inmediato eso, si bien la pandemia no cambió lo esencial: en los pueblos pequeños, los teléfonos del alcalde y sus concejales siempre están abiertos; y, además, los ayuntamientos han demostrado que, sin competencias muchas veces, y sin financiación, dan siempre respuestas. En eso no sólo no ha cambiado el concepto de la política local, sino que se ha reafirmado su valor.
– ¿La política local que venga, la acción local, cómo será/cómo debería ser?
La pandemia nos ha enseñado que el municipalismo cumple con las apetencias sociales más cercanas y cotidianas. El municipalismo es quien abraza; es quien escucha, atiende y sostiene. Y debemos potenciar ese valor de lo sencillo desde lo local. Entendiendo, no cabe duda, que en nuestros pueblos se vive hoy muchísimo mejor que hace 40 años gracias justamente al municipalismo; gracias a una organización descentralizada del Estado que permite, aún con grandes carencias en materia de financiación, prestar unos servicios municipales de enorme calidad. Que son tan buenos como sensibles por cercanos. Servicios que rozan la piel de nuestros vecinos, aún con todas sus carencias. En este tiempo de democracia hemos logrado diluir en mucho la enorme brecha que hace 40 años existía entre el mundo rural y las zonas urbanas. Pero hoy seguimos teniendo muchos retos para sobrevivir en pueblos como los nuestros. El primero, de concepción de nuestro Estado: necesitamos que se trate a las entidades locales, y especialmente a los pueblos pequeños, como administraciones mayores de edad. Y necesitamos menos tutelas y más ayudas. Debe abrirse en serio el debate de la financiación local, porque nos faltan recursos que se quedan por el camino. Y sólo así podremos luchar contra la despoblación: vertebrar el territorio y mantenerlo vivo es el gran reto de la acción local. No cabe duda, al fin, que desde lo local, aún sin competencia directa, debemos seguir reclamando, por cuanto se ha evidenciado durante esta pandemia, el blindaje de las políticas sanitarias, educativas y sociales.