Remando juntos
Íñigo de la Serna. Presidente de la FEMP 2012-2015. Alcalde de Santander 2007 a 2016.
Vivimos inmersos desde hace meses en una pandemia de carácter global que está provocando una crisis social y económica sin parangón y poniendo a prueba la solvencia de las administraciones de nuestro país. No puedo imaginarme cómo podría hacerse frente a esta situación si no contáramos en España con las Entidades Locales –Ayuntamientos, Diputaciones, Cabildos y Consejos Insulares- que son las que, desde el comienzo de la pandemia, más cerca han estado de las personas y colectivos más vulnerables.
En mi etapa al frente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y como presidente del Consejo de Municipios y Regiones de Europa (CMRE) pude comprobar cómo los responsables municipales españoles y europeos eran, y continúan siendo, capaces de afrontar cualquier desafío con vocación natural de servicio público. No hay responsabilidad política más especial, bonita y gratificante que la de los cargos locales. Rara vez aparecen en los medios de comunicación nacionales, salvo en situaciones de conflicto, pero su labor callada, mal remunerada, de dedicación absoluta y permanente a costa del sacrificio de su vida profesional y personal, representa lo mejor de la política. La política con mayúsculas.
La FEMP, a lo largo de estos cuarenta años de historia, ha estado siempre comprometida con la defensa de los intereses y la autonomía local. Para ello ha contado en la casa con magníficos profesionales a los que siempre estaré en deuda por su incondicional apoyo en mis años como presidente. Hoy, cuando los Gobiernos Locales están haciendo una labor impagable para ayudar a los españoles en esta profunda crisis, la FEMP tiene que luchar, con más fuerza que nunca, para que los alcaldes y concejales de este país puedan seguir cumpliendo, con las herramientas adecuadas, su labor de atención en la primera línea de batalla. En estos momentos tan difíciles para nuestro país, la FEMP deberá seguir reclamando al Estado que auxilie a las Entidades Locales con fondos de ayudas incondicionadas para la recuperación ya que, de no ser así, serán los ciudadanos los que salgan perdiendo. Los Gobiernos Locales necesitan ayuda urgente para poder seguir siendo la tabla de salvación para las personas que más lo necesitan. Han demostrado permanentemente a lo largo de la historia que son las administraciones más eficientes, las que mejor gestionan los recursos públicos y las que más exprimen cada euro en beneficio del interés general.
Y la FEMP tiene que estar ahí, remando junto a ellos. Tiene que ser una institución fuerte que sea capaz de abandonar las diferencias políticas pensando única y exclusivamente en el interés del municipalismo. La FEMP, que ha alcanzado impresionantes avances en la defensa de la autonomía local no ha conseguido aún erradicar esa injusta percepción del resto de Administraciones de que los Gobiernos Locales son los pequeños de la familia. Esta es, en mi opinión, la principal misión de la institución para los próximos años: el reconocimiento real y efectivo, que se plasme en la toma de decisiones de forma equilibrada y compartida, de que las Entidades Locales son las administraciones más cercanas a los verdaderos intereses y necesidades de los ciudadanos, las que mejor vertebran el territorio, las que mejor favorecen la cohesión social y las que, en definitiva, mejor pueden contribuir a la recuperación de la confianza ciudadana y empresarial que conduzca a España a las más altas cotas de progreso, igualdad de oportunidades y bienestar social.