«Tras esta crisis, debemos llevar a la política el valor de lo cotidiano»
Todo comenzó en la acción local, en esa capacidad de transformar de forma inmediata la realidad de las ciudades. Así empezó la vida política de la hoy Alcaldesa de Sant Feliú de Llobregat (Barcelona), Lidia Muñoz Cáceres, una de las autoridades locales que nació con la FEMP:
¿Por qué la política local?
A mí lo que me apasionó desde un inicio fue ver cómo desde la política se podía transformar y en política local esa transformación es más inmediata. Además, dentro de lo local, el partido es como una pequeña familia. También he estado siempre interesada en el ámbito nacional e internacional y participo activamente en campañas a nivel nacional o europeas. Creo en ese lema de “`actúa local y piensa global”, esa es mi máxima para transformar desde mi ciudad.
Alcalde/Alcaldesa… ¿para qué Alcalde/Alcaldesa?
Para estar cerca de la ciudadanía, somos la primera trinchera para la ciudadanía, donde buscan soluciones. Para pensar la ciudad de forma general y marcar estrategia de ciudad. La virtud de lo local es tratarlo todo y combinando la necesidad de dar respuestas a los retos inmediatez sin perder de vista los desafíos largo plazo. Otra parte muy bonita de ser Alcaldesa es la representación de la ciudad, nuestro orgullo, más allá de nuestra fronteras. Además, nosotros somos la capital del Baix Llobregat y nos gusta ejercer como tal, defender nuestros intereses más allá de nuestras fronteras. Además, tenemos la obligación de ofrecer servicios supramunicipales. Algo que en estos momentos de pandemia, esa función ha servido para ser nexo y defender los derechos de los ciudadanos.
El primer contacto con la FEMP…¿cuándo y cómo sabes de ella?
En 2011, cuando llegamos al Gobierno comenzamos a formar parte y a recibir convocatorias de las Comisiones FEMP. En Sant Feliú hemos participado de forma muy activa en todo lo relacionado con la transformación digital. En este mandato, además, me incorporó al Consejo Territorial por mi grupo IU-Podemos-Comuns, junto a los Alcaldes de Rivas-Vaciamadrid y Conil. Por desgracia, la pandemia solo me permitió acudir una vez. La FEMP es un referente de ese municipalismo donde grupos políticos diferentes se unen para defender la voz de las Administraciones Locales frente a todas las instituciones y la normativa supramunicipal que nos va llegando. Un ejemplo de lo útil que es la FEMP es la lucha por poder utilizar nuestros remanentes. Esa voz al unísono, a pesar de los matices, frente al Gobierno del Estado para hacer más fuerte la demanda de que queremos usar los ahorros de las corporaciones locales ha sido claro. De hecho, el municipalismo lleva años reclamándolo. El hecho de tenerla trabajada y ser más necesario que nunca ha sido esencial.
¿La pandemia ha cambiado el quehacer, el concepto de la política local? ¿En qué sentido?
Ha sido una transformación radical. El mandato 2019 arranca con nuestro programa electoral y, al poco, irrumpe la pandemia y hemos tenido que gestionar otro Ayuntamiento, otra realidad; una situación no querida y no esperada por nadie. Nuestra reacción fue nítida, en el momento en el que el confinamiento era inminente nos pusimos en la cabeza el defender a la ciudadanía, especialmente a los más vulnerables. Ese giro de marzo de 2020 fue radical.
¿La política local que venga, la acción local, cómo será/cómo debería ser?
Hemos visto que hay que defender los servicios públicos, que nos han salvado la vida. También hemos visto cómo los trabajos feminizados han sostenido y salvado vida. El 85% del personal sociosanitario, el 80% del sanitario son mujeres, el 90% de trabajadoras del hogar son mujeres. Esto no tiene vuelta atrás, los trabajos esenciales se han mostrado como lo que son: imprescindibles. Se ha puesto en valor el transporte público y la limpieza, por ejemplo. También han emergido valores que como sociedad deberíamos tener presentes cada día: lo cotidiano, los abrazos, la presencia, el echarnos de menos. En eso la política también tiene peso porque todo lo privado también político. De aquí debemos sacar una lección y poner en valor lo inmaterial.